sábado, 6 de septiembre de 2008

La Vieja Radio


La Vieja Radio
El coleccionista atinó su destornillador y así, trasteándole las tripas, pudo arreglar el aparato.
Entusiasmado, dio licencia a la corriente y entonó el dial hasta que los altavoces dieron luz a la palabra y esta pudo ser oída.
Pero el aparato no quería.
Era una de esas radios vetustas con cajón de madera y molde único, ideada cuando las cosas se gestaban con mimo y buena mano.
Nada de programación productiva.
Por eso el rosco acristalado y sus franjas regionales, semejaban faz, ojos, nariz y boca, como un rostro único y personalizado, lejos del útil, de lo material e inhumano.
- Esta bombilla anda medio fundida.
No eran los amperios los que fallaban, sino las ganas de sacarles energía.
La radio andaba cansada.
“Son ya demasiados años”.
Demasiados malos tragos.
La guerra del treinta y seis, el hambre, el dolor, los malos y falsos cambios, las revoluciones muertas y los anhelos amputados, las mentiras de meeting y púlpito, las libertades corrompidas, trajes de negros y utopías acorraladas, Vietnam, el sistema férreo, el más por encima del mejor, basura, peste….no hay posibilidad de escapar aun moviendo el dial.
El coleccionista la depositó en el recibidor para que sus visitas pudieran verla.
La madera, hermosa y bien pulida, la mantendría camuflada.
Pero por dentro, desearía quedarse muda, gracias a otra avería.
Bucardo

1 comentario:

unjubilado dijo...

Hoy las viejas radios no tienen cabida en nuestro mundo, las bombillas o válvulas no se encuentran para sustituirlas, en su lugar nos encontramos con circuitos integrados.
Los viejos o jubilados también somos un deshecho de la sociedad, solo servimos, al contrario que las radios, para hablar de nuestras vivencias, pero casi sin escuchar lo que los demás nos dicen.
Saludos de un mañico que visita mucho Broto.