viernes, 5 de junio de 2009

Sed de Vida


Sed de vida

De pie, frente a aquella tumba sin forma ni nombre, permanecí con los ojos medio abiertos.

En el entorno nevaba y desde la cima, la ventisca levantaba cristales de hielo que a no muy tardar, se clavarían hasta los huesos.

Era un día extraño y algo cruel, impropio de aquel final de mayo.

Pero era un día vivo y aquel que se pudría bajo mis suelas, mil veces habría vendido su alma por poder sentir el frío por el que tiritaba.

Tras de mi, delante, a un lado y a otro, no había nadie que desprendiera calor, nada con intención de movimiento….solo aquel océano de tumbas, todas idénticas, todas anónimas, todos injustamente muertos.

La soledad resulta en extremo tremenda cuando la rodean los miles que en tiempos fueron humanos….antes del balazo.

Harto y cabizbajo, quise caminar, pero algo invisible y sin miedo, retenía mis pies, fijados para siempre al suelo.

- Ellos reclaman vida –advertía el vigilante antes de entrar al cementerio – Procura no apiadarte de ello.