sábado, 12 de junio de 2010

Las Maletas


Las Maletas
Hubiera deseado que no me viera.
Si, lo hubiese deseado pero ahora no teníamos remedio.
Dentro de una microdécima giraría la llave y el bombín cedería para toparme con ella de frente, con los brazos cruzados, los ojos hinchados y las maletas anárquicamente hechas.
Las camisas atiborradas en ellas serían las mías.
Hubiera deseado no rubricar aquel negocio antes de lo previsto.
Hubiera deseado no tener una tarde libre y una cabeza caliente.
Hubiera deseado, si, Dios como lo hubiera deseado, no sentir el tic tac del cronómetro.
Pero ahora era a demasiado tarde.
Cuando llegué al apartamento y entré, con las inmensas ganas de verla, de pasar la tarde con ella y pedirle disculpas por la ausencia de beso a las seis de la mañana, supe por los gemidos que no estaba sola.
Y aun así, me acerqué de puntillas para contemplarlo.
Asomé discretamente la cabeza para verte y que tu giraras el cuello para descubrir como lo hacía.
No dijiste nada, no sucumbiste al tópico, no prometiste, ni lloraste, ni sentiste vergüenza arrastrándote por mis disculpas.
Sencillamente seguiste dejándote amar por aquel otro.
Marche por unas copas, unas mezclas destroza hígados que obraran igual con mis neuronas, bálsamo de olvido para los peores tragos.
Si.
Hubiera deseado no ser visto y regresar tranquilamente a mi trabajo.
Fingir en el regreso que todo quedaba como a las seis de la mañana lo dejamos, que seguíamos fingiendo y que aquellas maletas, no iban a convertirse en nuestra nueva casa.
Bucardo

Solo tu puedes hacerlo



Solo tu puedes hacerlo

- Solo tú puedes hacerlo. Te lo he enseñado todo.

No, no puedo!. Los de allí afuera quieren comerme de aperitivo. ¡No puedo, no puedo!.

- ¡Basta!. Ellos están para oírte y no rechistar. Ni tan siquiera les dejaremos abrir boca. Les dimos de comer, les pusimos el autobús, les adoctrinamos los slogans y regalamos una banderita. Esperan que les digas lo que quieren ori.

- Pero….es que suena a mentira.

- Suena a lo que es pero eso les es indiferente. Luego, cuando vuelvan a sus casas, dejaran de pensar cuando enciendan la televisión. Hoy al mundial creo.

- Ya pero ¿y mañana?, Mañana lo mínimo es que se nos echen a la calle. Después de lo que les hemos hecho es lo de menos. Ejem….de lo que les estamos haciendo.

- ¡No digas sandeces!. Si fuera así, hace ya años que nos habrían puesto el culo como boca de metro.

- Y sin embargo….

- Sin embargo allí los tienes, delante, dispuestos a adorarte, a hacer lo que les digas.

- Bueno, tal vez no sean tan malos…

- No, malos no son. ¡Lo que son es gilipollas! No lo olvides. ¡Gilipollas!. Cuando los mires imagínatelos como un tonto del bote al que le das un caramelito y luego una palmadita. ¡Venga machote!. Ahora sal y dales el biberón.

Surge enérgico del camerino y sobre la marcha, permite que la esteticista le corrija el peinado y la corbata.

Se apresura.

Hace un rato que la sintonía se repite machacona y está a punto de alcanzar el clímax, el momento en que bajo el confeti, aparece el, salvando con ímpetu los cuatro peldaños hasta la tribuna, escuchando como reverberan el griterío mientras pone los dedos a lo Churchill, en segura victoria.

No trae escrito el discurso.

Solo una escueta chuleta.

Lleva cincuenta veces en dos semanas repitiendo la misma monserga y los de relaciones públicas han cacheado a la entrada para evitar se cuelen preguntas indiscretas.

Se coloca delante de los focos.

El público se desborda, aplaude destrozándose los metacarpos, grita, chilla, se disloca, pide que los bautice, que los salve, que los mire y toque a sus neonatos.

Extiende la palma y se impone en silencio.

El es Dios y Cristo.

Si lo vacilan hasta el Espíritu Santo.

Será a los tres a quienes invocará cuando la verdad lo ponga en apuros y deba exigirles que agiten más fuertes sus banderas.

Amen, amen, amen.

- Ciudadanos…..todo va bien.

Por un momento breve y fallido, de tanto repetirlo, hasta el mismo se lo ha creído.

Bucardo