domingo, 31 de julio de 2011

En vano


En vano

Por la ventana azul miré a ver si venías.

Marchaste entre el barro cuando abril no era mayo.

Y quedé solo y en vano.

Tu no echaste la mirada atrás.

Era cruel y nunca te dejabas dominar por los arrepentimientos.

Yo, en cambio, dejé de prosperar bajo el techo pizarroso bajo el que nos amamos.

Porque te guardé un recuerdo al que tu cada día, chica lista, estabas faltando.

Y ahora que vuelves, lo haces en sueños, con tus mismos labios y las mismas retinas…esas que me daban las gracias a poco que nos penetráramos.

Esas que están del todo ciegas sin guardar de mi un retazo de desmemoriados.

Eres mala….pero yo te sigo amando.

Bucardo

El Malgasto


El Malgasto

Siempre fui un cobarde.

Lo era cuando viniste.

Estaba loco por tu piel pero mi boca era una cerrada traicionera.

Y yo la odiaba.

Por eso la ahogaba en vino, en whisky, en bourbon barato, en ginebra y coñac de tres años.

Sin hielo ni agua…puros y bastos para que me embravecieran.

Pero el valor del borracho suele perder el juicio y entonces solo soltaba tonterías.

Tonterías que no escuchabas y que siempre te llevaban a los brazos de otro.

Otro más alto, más fuerte, más musculado, más potente pero sobre todo más bravo.

Me quedé a solas con otra copa, no se de que ni tampoco cuanto.

Y bebía un trago inacabable que duraba treinta años…los que tardaste en amar, compartir y reproducirte…los que yo necesite para que la savia se hiciera agosto.

Y ahora, hundido en mis miserias, doblegado por mis incapacidades, echo este último trago lento, mientras por el ventanal, sin que me digne a mirarlo, pasa el cortejo de tu último paso.

Alzo la copa y en el temblor del vino, veo tu ataúd reflejado.

Bucardo