jueves, 14 de mayo de 2009

La Presencia


La Presencia

Mirando fijamente al techo, supe que se había ido.

Aun inmóvil y algo más tranquilo, no podía evitar aquella ingrata sensación de que todavía rondaba por allí.

Como había rondado durante toda la mañana, todos los días de la semana, desde la primavera hasta el invierno…marzo, mayo, octubre o enero….año tras año, desde mi nacimiento.

Impregnada entre los tropezones de la sopa, insertada entre mis sueños o pesadillas, en la saliva de una amante, en las letras de una buena novela, con luz o a oscuras, paseando detrás de un banco, en la cuna de mis hijos, desluciendo una farola…

Terca, invicta y pegajosa, cada vez más insistente e inquietante….hasta ese día en que se acercó sin esperarlo y al hablar, desbordó los cauces de todos mis miedos.

Grité, lloré y corrí con los ojos desbocados de un venado..

Con la mano aferrando el pecho, tropecé con los escalones, acerté malamente con la cerradura, entré dando portazo y en el pasillo, del salón a la cocina volví a encontrarme con ella…cara a cara….mis ojos y sus cuencas.

El dolor regresó y caí al suelo.

Dolor que marchó tan rápido como supe que se había ido.

Y aquí, ahora, mirando al techo me sentiría sosegado y feliz.

Pero resulta que estoy muerto.

Bucardo

miércoles, 13 de mayo de 2009

La Chica de Hoy


La Chica de Hoy

No hubo chica ni hubo ayer.

Y en el camino entre los ochenta y el milenio, se nos fueron descontando las huellas….una a una, por la muerte y el viento que nos dejó en el silencio y a solas.

El hoy fue final y tan solo nos quedó la guitarra sin cuerda, la partitura sin nota…la boca sin poema.

Antonio dijo adiós.

Y tan solo nos quedó la vida….que resulta, ¡oh sorpresa!, que no es eterna.

Hasta siempre Antonio Vega….

domingo, 10 de mayo de 2009

La Azada


La Azada

Hasta la anochecida, la nube no se deshizo en lluvia.

Era un goteo débil y lastimoso que apenas conseguía humedecer el polvo acumulado.

Habían sido seis meses de sequía y al campo no se le podía exigir milagros.

Primero murieron las espigas, luego los frutales y al final, terminó por hacerlo el árbol.

El labrador ya no miraba al cielo porque de el, no podía venirle remedio.

Sentado a la fresca del patio no le quitaba ojo al azadón del que se sentía esclavo.

Arrinconado, esperaba a que llegara el próximo año de cosecha para volver a romper espaldas y tierra.

Afuera, medio asomada al portón, quedaba la dehesa y la colección de encinas que se le iban agostando.

Sobre ella, la calor pringosa y omnipresente que no dejaba piel sin lamer ni esquina en tregua.

Y el labrador, harto, pensó en calzar las albarcas y guiar la maleta lejos de su propia miseria.

Padre alzó la vista aunque ya no viera.

Y el hijo supo que nunca encontraría valor para dejarlo solo y a su suerte con la que le cayera.

- ¿Dónde marchas?.

El labrador tan solo supo acariciarle la media barba y volver a su sitio, sometido al dominio de la azada.

Bucardo

jueves, 7 de mayo de 2009

El Engaño


El Engaño

Creo que aun era demasiado inmaduro cuando "Wonderwoman" me guiñó un ojo.

Desde entonces busco la conversión a fuerza de dar vueltas.

Vueltas para conseguir mayor entereza, vueltas para hallar lo perdido y averiguar lo ignoto, vueltas para no abandonar en mitad del camino, para no huir, ser un cobarde o vivir de prestado.

Vueltas para devolver algo de cordura al mundo, al barrio, al color chillón del cuarto de baño.

Vueltas para no perderme para que no te fueras y aun me amaras.

Y en esas empecino.

Pero comienzo a pensar que "Wonderwoman" me ha engañado

Bucardo

miércoles, 6 de mayo de 2009

No Me Quedé

No me quedé - Quédate

Pero la puerta se cerrada mientras me dejaba caer entre las escaleras, cada vez más alejadas y grises.

Caminé sin voluntad hasta que, cuando quise darme cuenta, la lluvia calaba hondo y el reloj, roto, se deshacía sin que hiciéramos algo por recomponerlo

Fue un segundo, una oportunidad para rehacer lo nuestro.

Pero la tinta estaba ya seca y no hubo quien convenciera a la prensa.

El chismorreo terminó por hacerse rumor y el rumor, de insistirlo, se hizo verdad cierta.

No me quedé.

Y aun hoy, ardo arrepentido.

No Supo


No supo

Uno no sabe, o prefiere no saber, de donde le vienen algunas cosas.

No quise saber que los Reyes Magos domesticaban sus camellos en la habitación de al lado y que las cartas delatoras, eran las culpables de tantas risas prenavideñas.

No quise saber porque dejé de escuchar los ronquidos del abuelo o las novelas rosa en siesta con que la abuela nos martirizaba.

Un día salieron pálidos por la puerta y un yo atemorizado, no volví jamás a verlos ni a ellos ni a sus propinas.

Tampoco quise saber las razones por las que Rosaura se inclinaba de más a la hora de hablar conmigo, ni porque sus quince años se me hacían demasiado cuando en clase, giraba el cuello para obligar su rostro frente al mío.

Ignoré sin pretender subsanarlo, si su cabello era rubio de nacimiento o por efecto de algún potingue químico.

No le di importancia porque tampoco me pregunté si supuestamente vivo, tenía la angustiosa sensación de permanecer anquilosado.

Ignoré las medias rasgadas de mi esposa.

Ignore su desgana, sus retrasos, sus ahogos y lágrimas secas.

Una mañana me levanté y no quise saber que había escrito en la nota que suplía su cabeza sobre la almohada.

Hoy el doctor me dijo que ve algo raro.

Pero no volveré a la consulta.

Bucardo