El Cine del Gitano
Tajol era demasiado ridículo como para tener cine propio.
Había una dehesa inmensa y salpicada de puntuales y centenarias encinas.
Había un río encabritado y abrupto con un molino de agua aun en uso y unas acequias que como venas frescas, daban vida a las huertas.
Había un cura peleón y un alcalde cacique, un borracho sin remedio y una puta silenciosa, un candidato a tonto, una maestra sumisa y un ejército de beatas de misa diaria, encargadas de mantener cerrada con doble cerrojo, la férrea moral católica de la mesnada.
Diversiones….las justas.
Una romería para San Sebastián, un carnaval con ronda y las fiestas mayores, las de San Rafael, que lo mismo festejaban el final de la siega que el comienzo de una nueva invernada.
Por eso, cuando llegaba el verano, al paisanaje se le alegraba la cara en cuanto veía aparecer a la mula del gitano con su proyector al lomo.
El gitano cobraba media peseta por asiento.
Era un robo de escándalo pero lo cierto es que cuidaba del negocio casi tanto como acicalaba sus patillas y siempre acudía bien surtido con las últimas novedades que llegaba a la capital desde el otro lado del charco.
Casi nadie sacaba el pecho por el gitano.
Aquel ser escurridizo y solitario, no gustaba de la compañía y buscaba refugio en la cueva del Rojo, a media hora de monte a través, donde, según los más cobardones, planeaba oscuras fechorías y para las santurronas, ponía cruces del revés mientras rezaba extraños salmos.
Pero aunque en público jamás lo defendía, lo cierto era que Lina sabía que no era así.
- Déjalo niña – la perdonaba – No más farta que tengas problemas por culpa de este desgrasiao.
- Tu no eres un desgraciado.
- Si…si que lo soy. Si se me olvida, solo tengo que llegar a la siguiente aldea. Naide me dice un buenos días, naíde me saca agua cuando cae la calima…nadie me señala una pared blanca ande se pueda enfocar el proyector….Pero ellos no saben que son tos unos desgraciaus como yo.
- ¿Yo soy una desgraciada gitano?.
- No mujé….!bien diferente que tu eres!. Si no fuera porque nos mataban a los dos, aquí mimo que te pedía bodorrio – Lina sonrió maliciosa imaginándose la reacción de su pretendiente bizco al que tantas veces había rechazado – En ná te pretendo ofendé. Pero es que los del pueblo, como tos los de la dehesa, no saben echar la cara más allá de la bellota.
- ¿Y tu has visto algo?.
- ¿Yo?....acarició su proyector. Yo lo he visto tó.
El gitano sabía que en parte, le estaba contando una mentira.
Pero no lo hacía con malicia.
No pretendía dorar el caramelo para intentar sonsacarle dinero o alguna cosa más perversa.
La otra parte, la verdadera, se exhibía cada noche, ya muy de madrugada, en la pared de la cueva, donde ayudado por una batería, la máquina le iba derritiendo frente a sus ojos, increíbles historias.
Así fue como conoció Casablanca y sus bares de piano mientras Ingrid Bergman lo enamoraba…..allí visitó los desiertos de Palestina al tiempo que los músculos descerebrados de Victor Mature destrozaban templos filisteos…..allí navegó por el Nilo intentando ver de más entre las telas húmedas y pegadizas que vestía la Taylor.
- No te creas todo lo que te digan de mi chiquilla….¿no te lo crees verdá?.
- Prefiero creerte a ti gitano.
Bucardo
Tajol era demasiado ridículo como para tener cine propio.
Había una dehesa inmensa y salpicada de puntuales y centenarias encinas.
Había un río encabritado y abrupto con un molino de agua aun en uso y unas acequias que como venas frescas, daban vida a las huertas.
Había un cura peleón y un alcalde cacique, un borracho sin remedio y una puta silenciosa, un candidato a tonto, una maestra sumisa y un ejército de beatas de misa diaria, encargadas de mantener cerrada con doble cerrojo, la férrea moral católica de la mesnada.
Diversiones….las justas.
Una romería para San Sebastián, un carnaval con ronda y las fiestas mayores, las de San Rafael, que lo mismo festejaban el final de la siega que el comienzo de una nueva invernada.
Por eso, cuando llegaba el verano, al paisanaje se le alegraba la cara en cuanto veía aparecer a la mula del gitano con su proyector al lomo.
El gitano cobraba media peseta por asiento.
Era un robo de escándalo pero lo cierto es que cuidaba del negocio casi tanto como acicalaba sus patillas y siempre acudía bien surtido con las últimas novedades que llegaba a la capital desde el otro lado del charco.
Casi nadie sacaba el pecho por el gitano.
Aquel ser escurridizo y solitario, no gustaba de la compañía y buscaba refugio en la cueva del Rojo, a media hora de monte a través, donde, según los más cobardones, planeaba oscuras fechorías y para las santurronas, ponía cruces del revés mientras rezaba extraños salmos.
Pero aunque en público jamás lo defendía, lo cierto era que Lina sabía que no era así.
- Déjalo niña – la perdonaba – No más farta que tengas problemas por culpa de este desgrasiao.
- Tu no eres un desgraciado.
- Si…si que lo soy. Si se me olvida, solo tengo que llegar a la siguiente aldea. Naide me dice un buenos días, naíde me saca agua cuando cae la calima…nadie me señala una pared blanca ande se pueda enfocar el proyector….Pero ellos no saben que son tos unos desgraciaus como yo.
- ¿Yo soy una desgraciada gitano?.
- No mujé….!bien diferente que tu eres!. Si no fuera porque nos mataban a los dos, aquí mimo que te pedía bodorrio – Lina sonrió maliciosa imaginándose la reacción de su pretendiente bizco al que tantas veces había rechazado – En ná te pretendo ofendé. Pero es que los del pueblo, como tos los de la dehesa, no saben echar la cara más allá de la bellota.
- ¿Y tu has visto algo?.
- ¿Yo?....acarició su proyector. Yo lo he visto tó.
El gitano sabía que en parte, le estaba contando una mentira.
Pero no lo hacía con malicia.
No pretendía dorar el caramelo para intentar sonsacarle dinero o alguna cosa más perversa.
La otra parte, la verdadera, se exhibía cada noche, ya muy de madrugada, en la pared de la cueva, donde ayudado por una batería, la máquina le iba derritiendo frente a sus ojos, increíbles historias.
Así fue como conoció Casablanca y sus bares de piano mientras Ingrid Bergman lo enamoraba…..allí visitó los desiertos de Palestina al tiempo que los músculos descerebrados de Victor Mature destrozaban templos filisteos…..allí navegó por el Nilo intentando ver de más entre las telas húmedas y pegadizas que vestía la Taylor.
- No te creas todo lo que te digan de mi chiquilla….¿no te lo crees verdá?.
- Prefiero creerte a ti gitano.
Bucardo
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