martes, 24 de agosto de 2010

El nuevo esclavo


El nuevo esclavo

Apretó el “On” de los mil doscientos euros.

Cable plástico programático con tapa a colorines y formas de diseño.

Musiquilla de adentros con altavoces estereofónicos que por eso de no saber traducir el anglo fóbico nombre, deben de ser buenos.

Pantalla celeste con brillo estelar cinematográfico y rebrote de logo globalizador en visión pixel ultramoderno.

Mil doscientos euros.

Aparte ratón, lectora grabadora, funda, protector visual, almohadilla con escudo de fútbol predilecto, color, sellito y licencia de apertura.

Céntimo a céntimo de un año a propinas con racaneo, tragando orgullos y supliendo ineptos.

Un año de maquinaria que alguien le supo vender callando lo obsoleto.

Pulsó y alguien, lejano desconocido e hijoputesco, esbozó una maliciosa sonrisa.

Ya eres mío…y solo por mil doscientos euros.

Bucardo

domingo, 15 de agosto de 2010

Tentación


Tentación

Tentación taconeaba justo encima.

Y debajo, en el portal de enfrente, entre la propaganda del buzoneo y oculta tras las esquinas.

Tentación pululaba frente a su mesa, con la funcionalidad del ordenador parpadeando.

Tentación culebreaba sobre las escaleras, cuando las bajaba buscando que el ascensor y ella no se cruzaran.

Estampada en la camiseta, flotando en el café, reflejada en una ola o el espejo del baño, caminando a su vera, adormecida en un vagón de metro, repartiendo chope, sirviéndole el tapeo del “mezzogiorno”, pitándole por detrás en el atasco de las cuatro, comprando el pan, recogiendo al griterío escolarizado, en el telediario o en un gol de Ronaldo, en un libro de los que se escriben con sangre, en una canción sin coraza, tumbado entre los plataneros del Retiro, entre los barrios sin pedigrí y los chalets con jardín urbano….

Pero donde más le paraba, donde más tentaba el anzuelo, era en la rutina del diario, cada vez que al acostarse, se decían un buenas noches con sensación de dormir junto a un extraño.

Soñar se soñaba.

Pero la tentación eran tres cuartos.

Bucardo

sábado, 14 de agosto de 2010

Un trago de absenta...



Un trago de absenta

La absenta azucarada terminó por “desneuralizarlo” cuando la mala mezcla, se le hizo veneno en el cuerpo.

No moriría.

En su lugar, permanecería recluso del sueño eterno, el que se sufre respirando, en la inconsciente realidad de los que buscan otra entre los tragos de verdoso elemento.

- Mira.

Eso era lo único dicho cuando, derrumbado sobre el diván, el chino dueño se acercaba para volver a comprobar que no había vuelto.

Y se extrañaba.

Aquel cliente fiel, rara vez se retrasaba.

A veces incluso, desilusionado por lo pronto, pagaba una pipa de opio que le fregara los rincones ocultos que le quedaron sucios.

Pero aunque lo sacudía a bofetones llamándolo a agritos, permanecía inmóvil, con la vista vidriosa y los labios secos, mirando la composición oriental que desentramaba el techo.

- Mira – repetía.

Y el dueño comprendía, porque por mucho que mirara, no encontraría respuesta entre cerebro y nervio.

Solo el lo veía.

Pero sería algo que nunca sabría.

No a menos que deseara ser, esclavo eterno de la absenta.

Bucardo

viernes, 13 de agosto de 2010

El Rey Gonzalo


El Rey Gonzalo

El buen rey Gonzalo clavó los talones para sostenerse, por el puro orgullo, sobre los lomos de un caballo que sabía a su amo malparado.

Desde la cima de la Foradada, entre San Beturián y Peña Montañesa, el monarca veía como su sobrarbés reino se diluía en su debilitada retina.

La muerte le venía al ritmo con que la vida, se desparramaba más allá de la insana herida.

Al fondo, sus asesinos afilaron dientes como lobos tras presa, olfateándola rendida.

A traición lo hirieron y a traición lo rematarían.

Y el buen rey Gonzalo, también lo sabía.

Su espada se perdió en la lucha, su armadura claudicaría en cuento le encontrar vía y su escudo, astillado, no podría parar un solo mandoble.

Pensó en cuanto le hubiera gustado regresar a Ainsa y a la seguridad del soberbio castillo que, sin embargo, empequeñecía cuando desde los ventanucos, atisbaba las inmensas agujas de hielo.

Su reino se perdía por boca de un hermano ambicioso al que le pudo menos el amor filiar que la avaricia.

Su hermano traidor que le enviaba recado de muerte por pagados sicarios.

El buen rey Gonzalo cerró los ojos para regresar a los valles altos, donde solo paraba si deseaba hacer caza.

Los valles donde no había ni atalayas ni frontera, ni moro, ni razzia, ni mesnadas, lanzazos o puñaladas de hermanos.

Los valles donde creyó alcanzar la dicha aunque de espaldas, sabía de cuchicheos y tramas.

La debilidad lo estampó contra el suelo.

Aun respiraba cuando lo degollaron.

Pero no sintió dolor alguno.

Al contrario.

La muerte y la de su reino, le agarraron entre osos, contemplando lo más profundo del hayedo, que se cerraba para cobijarlo.

Bucardo

martes, 10 de agosto de 2010

El Goya Frustrado


El Goya Frustrado.

En agosto sonreía como payaso de circo con carpa rojiblanca, parapetado tras el mostrador, haciendo comedia, funeral, liturgia o drama.

En agosto cumplía su sueño de llegar a protagonista sin Goya, secundario de lujo en producciones baratas, donde el guión superara el efecto y la calidad a la silicona.

En agosto dejaba de ser el yo triste y acurrucado, que perdía horas de agua bajo la ducha, y se convertía en aquel que sabe, conoce, hace y escucha.

En agosto, atrapado entre la obligación y lo que no pudo ser, aquel recepcionista con frustración de actor, dejaba escapar la vida soportando la de los otros tan solo para pagar las facturas y la cuota mensual de un grupo amateur de teatro.

Aguardó a terminar el turno y al salir, como un balón playero deshinchado, la pose y sonrisa se habían difuminado.

Caminó hacia su casa para aguardar a que ella, le recordara que merecía la pena vivir así….en la apariencia.

Bucardo