miércoles, 22 de septiembre de 2010

La Fea


La Fea

- Arráncame la ropa.

¿Quién era yo para negarme?.

Nadie.

Solo un fantoche, un pendejo, un capricho…nada entre sus silueta.

Sería entonces, ante su cuerpo desnudo, adictamente húmedo, cuando descubrí, aterrorizado, que la más fea de la discoteca, con quien medré por piedad, por burla o borrachera, era quien tenía mi prepotencia contra las cuerdas.

- ¡Arráncamela acojonado!

Y lo estaba.

¡Ostias si lo estaba!.

Porque frente a su figura descompuesta, el maquillaje de “Todo a Cien”, frente a sus braguitas blanquecinas y su aroma de colonia Mercadona, estaba yo, desarmado, con mis calzoncillos Calvin Klein, mi gomina Cebados, mi aroma Farenheit y mis pectorales de gimnasio….un pelele indefenso y sobredimensionado.

Demasiado sobredimensionado.

- Pero…

No permitió que terminara la excusa.

Se abalanzó sobre mis labios, sobre mi cuerpo y, con un profundo beso, calló mis resistencias que no mis miedos.

Cuando desperté, lo hice solo.

Y esa no era mi casa.

En las paredes colgaban fotos donde no la encontraba y en la alcoba, se olía a sudor, a gemidos, sexo de una noche y ropa tirada.

- Hasta luego chata – hablé como si ella estuviera al lado y fuera capaz de insultarme como otras lo hicieron.

Pero no lo hacía y en su lugar, fue la fea quien me tomó a mi….por tonto.

Bucardo