miércoles, 13 de agosto de 2008

Quédate Conmigo


Quédate conmigo

- Quédate conmigo.
No terminé de decirlo y sus dedos rogaron silencio, posados sobre mis labios.
- No puedo.
Me conjuré….para no hacerlo.
Pero terminé llorando.
Y al hacerlo, tratando de ocultar el rostro, sentí como su mano se desparramaba sobre mis cabellos, y aunque no podía verla, una mirada eterna y pura consiguió endulzar lo irremediable y templar el nervio.
No era capricho.
Era desespero.
Enloquecía porque se quedara.
- Quédate conmigo.
Nunca sería posible.
Alejó la vista, su cuerpo se arqueó para caer lentamente sobre el lecho, exhaló un largo y terminante suspiro y me dejó solo, con su brazo inerte alojado entre mis deseos.
Bucardo

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