martes, 12 de agosto de 2008

Demasiado Tarde

Demasiado Tarde
El buen juicio se nos perdió a mitad del camino.
Los caminos nunca son un cuento de hadas ni una lengua amplia y llana de asfalto.
Semejan una cuesta, empedrada con sílex afilados.
Cada resbalón, si consigues levantarte y superarlo, resulta que te arranca algo, que dejas sobre el suelo, abandonado.
La inocencia, las ansias, las esperanzas, las pretensiones, los proyectos, las utopías, la sensibilidad, el altruismo, la libertad....la sensatez.
Al final, sigues andando.
Lo haces por la inercia, por el sagrado bien de un sistema que ya se ha garantizado la exclusiva de decirte por donde, cuanto e incluso hasta cuando.
Por encima del mismo Dios, hay un universo de ateos que intuyes pero no sabes.
Por encima de nuestras reverencias o maldiciones, de Ala, Buda o Zeus....están ellos; los inventores.
Nunca sabrás ni su nombre ni su rostro.
Pero al final, al extinguirse, todo te resulta indiferente.
Abrirías la boca para gritar.
Pero sabes que nadie oye.
Y aunque pudieras hacerlo, resultaría ser demasiado tarde.
Bucardo

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