lunes, 23 de junio de 2008

La Sal


La Sal
Chot Djerid recibía el amanecer mezclando amarillo con un azulón extraño. Una lengua de asfalto partía el mar de sal y sobre ella, mal dormidos, estábamos ambos. Nueve años y ahora resulta que ya no nos encontrábamos. Posaste con desgana mientras yo apuntaba tras la cámara. Apuntaba y pensaba. Tenía miedo. Tanto camino andado, tanto por venir, perdidos por no sacarnos las ilusiones. Ajusté el objetivo y extendiste los brazos. Y entonces lo vi. Bajo tus pies sobraba la sal que nosotros anhelábamos. Aquella noche, bajo el oasis de Tozeur te besé a lo inesperado. Al día siguiente te prometí otro. Bajando del avión, lo hicimos cogidos de la mano. Quedan muchos viajes pero muchos más años.
Bucardo

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