sábado, 14 de junio de 2008

El Comienzo


El Comienzo
Un poquito más y ya no me acuerdo.
Te sostengo la mirada antes de apurar, antes de que fundirte o dejar que me fundas.
Terminarás por vencer, por disipar hasta el último atisbo de mis malos recuerdos.
Si, los malos que me abundan como la sal al mar o los piojos a un perro medio muerto.
La lápida con letras en oro que aun orlada sigue siendo lápida, la cama con satén y compañía desconocida, el desprecio a lo que el hábito convierte en aburrimiento, los hijos que siempre vencen, las humillaciones de quienes mandan y suelen ser todos, la derrota de todas la banderas que alcé, las ideas que tuve que ir enterrando, el paso de los tiempos y el aumento de las canas, las manos que no me ofrecieron y el beso que nunca osé demandar….
Las esperanzas rotas hacen forma de hielo para agriarte todavía más, hasta que el agua mata al veneno y del veneno ya no me surge mayor compañía que la soledad ni mejor bálsamo que el sueño.
Duermo sin pensar hasta que llega la madrugada.
Y cuando esta llega los párpados ceden su resistencia y la luz afila cuchillas contra mis retinas.
Dolorido, tuerzo el cuello hacia mi diestra, donde hay mayor oscuridad y se dibujar una estampa.
Resulta ser la tuya que andas más despierta, tal vez porque no necesitas de engaños que te agrien de menos la vida.
Miras.
Lo has estado haciendo toda la noche.
Desde que te llamaron porque mi cara limpiaba el suelo hasta que lograste quitarme los pantalones.
Miro y no logro recordar todas las veces que nos peleamos….cuando no quisiste, cuando si querías, cuando dudaste, cuando plantaste cara, cuando confesaste tu sexo furtivo, cuando perdonaste el mío, cuando te sobró el orgullo, cuando no supe donde encontrar el mío, cuando tus palabras fueron bala, cuando hice sangrar tus viejas heridas….
Tan solo te veo a ti y no estás dormida.
Jamás y son muchos jamases te vi los ojos más claros o la cara más limpia.
Tal vez fuera porque la resaca restaba fuerza a mis escudos pero aquella mañana, sin erecciones, redescubrí lo bella que eras.
- Debes descansar.
No dije nada.
En lugar de hacerlo abracé tu cuerpo para no volver a perderlo.
Bucardo

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