miércoles, 30 de abril de 2008

No nos quiere


No nos quiere

No, no nos quiere.
Para el, tan solo somos el germen de sus peores males.
Incluso a quienes lo sienten y acogen, el les niega sentimiento y acogida de iguales.
Por eso, como si fuera caballo indomable, toro bravo dispuesto a morir empitonando, brinca con todas sus tripas, brinca sobre si mismo, incapaz de tolerar, ni un solo segundo, el que le andemos pisando los huertos como los estamos pisando.
No.
El Pirineo no quiere ni vernos.
Al atisbo de la muga, observo la inmensidad de sus lomos, la grandiosidad de aquellas alturas desde las que se extienden, como raíces de haya, sus gargantas y barranqueras, sus abismos, tajos y valles.
Allí siento su aliento de viento, siempre frío, que golpea mi rostro con cristales de hielo gélido.
Son agujas.
Agujas de grito.
Grito de un Pirineo harto y desgajado que ya no soporta más el tumor infecto que se le está ensañando.
“O yo o ellos”.
Eso piensa.
Si, eso piensa cada vez que los ojos podridos de quienes nos decimos civilizados, lo esperan ver cableado, talado, sumiso, mutilado, especulado, forzado, asfixiado bajo el asfalto….siendo de todo menos Pirineo.
Se sabe débil, se sabe frágil y derrotado…pero también se sabe resuelto.
Es el orgullo de quien se siente casi muerto pero para nada dispuesto a que encima le tratemos de cobarde.
Es allí, sobre la muga, donde consigo creerlo aun vivo.
Es allí donde desespero.
Desesperación del amante que no ceja en amar…aun sabiendo que nunca será amado.
Bucardo

Registro Propiedad Intelectu@l

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