miércoles, 1 de abril de 2009

Traspasado


Traspasado
Y entonces, súbitamente, algo que se hizo extraño, fue poco a poco acercándose hasta cegarme, traspasándome las carnes de lado a lado.
Luego se alejó.
Y tan extrañamente como se acercó, olvidé aquello y continué caminando.
Pero algo había cambiado.
Fiel al hábito, al café con churros y el ponche con hielo cuando llega el verano, no hice mucho caso de la lombriz que me roía las entrañas, alertándome que algo no funcionaba bien halla donde la conciencia reposara.
Al principio lo deseché.
Pero no tardé en perder el apetito, luego el sueño y finalmente los nervios.
Abrí la agenda de mi seguro médico…elitista y caro, para marcar uno tras otro los números de especialistas de bata blanca, ceja poblada y aire superior en la mirada.
Me enfadé con el dentista, no llegué a nada claro con el psiquiatra, me arrodillé ante el urólogo y el ginecólogo confirmó que mi pene revelaba en efecto, mi condición de hombre por lo que nada podía hacer por aclarar mis dudas.
Finalmente, regresé al trabajo.
Sentado en el escaño tocaba turno en el debate y pretendiendo aparentar seguridad, mire fijamente al contrario y solté el discurso.
Mentira…está claro.
Cuando acabé, el ronroneo era dolor y tuve que vomitar agarrado a la taza del baño.
A mi lado, la mujer fregona esperaba estoicamente a que terminara de vaciar el estómago.
- Usted que mira – agredí sin malgastar la mirada.
- Nada – respondió – Solo que anda usted enfermo…..por la verdad traspasado.
Cuando recuperé la compostura ya no estaba.
Ella y su mocho, con el carrito de aluminio y el uniforme desgarbado habían salido de allí sin dar un paso.
Al salir topé con un rival del partido contrario.
- ¿Viste salir a la de la limpieza?.
- ¡Pero hombre!….¿tantos años aquí y no sabes que friegan de madrugada?

Bucardo

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