domingo, 17 de febrero de 2008

La Partida


La Partida

- Eres bueno – halagó Dios – Muy, pero que muy bueno.

Y el Demonio que para todo era el mejor de los pecadores, infló su engreído pecho y aceptó el piropo, sabedor de que viniendo del mismísimo Dios, este no podía ser más sincero.
Dios no miente nunca, aunque la piedra le agriete su propio tejado.
- Me lo merezco – respondió echando un sorbo sobre el café al que bajo mano, había convertido en carajillo de coñac barato – Pero como esto siga así, me veo en la cola del paro.
- ¡Oh! No te preocupes amigo mío – al Supremo de los Hacedores le encantaba palmear las rojizas y siempre acaloradas espadas del antagónico – No voy a permitir que te falte faena.
La nueva puso tensa la perilla del Maligno al que, por arte de magia, le salieron moscas tras las orejas como si estas le olieran a pura mierda.
Era muy propio de el y de sus acólitos, ser de naturaleza desconfiada y aunque Dios era amigo de infancia y muchas correrías, precisamente por eso, por lo bien que se conocían, supo enseguida que algo andaba hirviendo bajo el triángulo dorado.
“¿Qué andarás planeando cabronazo?”.
Miró el tablero, comprobó todas y cada una de sus fichas, las posibilidades y negativas, los movimientos previos y potenciales, sin poder hallar una sola forma de confundirlo que el no hubiera previsto.
Para eso era el malo, para ganar con muchas trampas y sin sorpresas.
Y es que la partida, para el divino, hacía milenios que andaba perdida.
En concreto cuando, cosa de un millón de años hacia atrás, le convenció para dotar a aquel mono gritón, peludo y comedor de sus propias heces, con la conciencia de su propia existencia y final.
Dios pensó que así le sacaría algo más de provecho a la vida pero Satán, que algo sutil y voluble debió de ver entre la pelambrera de tan antiestético animal, lo único que quiso era meterle prisas para que pisara más fuerte y enrabietado, sin pensar más allá de lo que existiera fuera de su propia huella.
A partir de allí, la Suprema Conciencia, por muchos Cristos y Santos, por muchos filósofos, sabios, escritores, ángeles, ascetas o reformadores que enviara, empezó a darse cuenta de que todas sus piezas, estaban desde el inicio, roídas.
Desde el coño de la madre hasta la lápida, hombre o fémina, al mono ya depilado, se le enseñaba que el codazo era buen saludo, el desprecio al débil sinónimo de fuerza, el escupitajo la mejor tarjeta de presentación y un pisotón…común manera.
Todo ello repartido con la sonrisa abierta y la educación más farisea por bandera.
El mundo estaba atiborrado, sobraban todos menos uno mismo, se hacía cosecha de miedos e intolerancias, de barreras, muros, ideologías y verdades supremas.
El sistema estaba envenenado y el cianuro penetraba lento y espeso, desde la lactancia hasta el consejo de viejo, por abecedario o catecismo, diploma universitario, hipoteca, coche de gran cilindrada, rebosante cuenta bancario o increíble orgasmo.
MI egoísmo es MI causa.
Pisa hijo pisa….pisa antes de ser pisado que quien no lo hace por bueno, lo acaban llorando….pero en la tumba.
Pisa y aborrégate que quien lleva la contraria, resulta ser raro y ¿no querrás serlo, por mucha razón que lleves en tu empeño?.
Miradas de soslayo, rencillas a media lengua, cuchicheos y oro falso, promesas para ser rota, ley sobre quien no pueda, amistad que nunca existiera, apariencia mentirosa y ridícula, interés farsante y de farsantes, lista de beneficios donde jamás deberás estar excluido….no hay viejo ni manco….nada estéril e improductivo.
Tu siempre serás admitido.
Así diseñó el sistema, perfecto y encajonado, sin ventanas ni posibilidades, todo reja sin escapatoria, todos ciegos, todos felices.
Pero por alguna razón, algo se le había escapado.
¿Cómo era capaz Dios de sonreír ante su desastre?.
“!Será jodido!” – exclamaba sin decirlo a pesar de saber que hasta a el y en silencio, Dios era capaz de escucharlo.
Miró y remiró el tablero, revisó todas sus muchas piezas magníficamente dispuestas, rodeando lo poco blanco que punteaba al omnipresente negro.
Pero sus ojos de gato, de reptil y amarillo, con una retina afilada cortándoselos a cuchillo, no fueron capaces de distinguir un solo error.
Hasta que los cuernos perdieron su curvatura y, asombrado, se quedó mirando al Dios amigo, con cara de no creérselo y ganas de abofetearlo.
- ¡No serás capaz!.
- Ya lo he hecho – respondió, mostrando una sonrisa con dentadura sin caries ni sarro.
Y con un chasquido de los dedos, surgió ante ellos un nuevo tablero.
Tenía forma terráquea, en eso nada cambia, pero allí los bosques no conocían el significado la expresión tala, los desiertos imperaban allá donde nacieron para hacerlo, los mares rebosaban de cetáceos, los corales se extendían sin latas entre medio, los humedales no añadían plomo a su menú diario, las montañas bajo los glaciares y sobre todo ello, millones de seres, con formas, colores y hábitos a cada cual más sorprendente, que no conocían el odio y aunque sabían que iban a morir, no comían más que lo justo para su felicidad, ni fornicaban más que lo preciso para su placer y perpetuación ni obraban convencidos de que cuando ellos expiraran, ya no quedaría mundo.
El Demonio se alzó enrabietado, abalanzándose ávido sobre el nuevo juego con toda la atención depositada, comprobando, a cada segundo más cabreado, que por muchos vistazos que echara, bajo cada pedrusco, dentro de cada arroyo, en lo más profundo del océano, no era capaz de dar con el.
- No te molestes amigo….esta vez me he prevenido.
Por mucho que lo tentara….esta vez Dios, se ahorró el esfuerzo de crear al hombre para que le arruinara.

Bucardo


Registro Propiedad Intelectu@l






No hay comentarios: