sábado, 26 de enero de 2008

Solo con el pensamiento


Solo con el Pensamiento
El mundo giraba a una velocidad infernal, incalculable, doblándose en escorzo sobre su propio eje, de este a oeste, entre la primavera y el invierno, enero, febrero, mayo, alternando amanecidas de escándalo, inquietantes atardeceres, crecidas saqueadoras, sequías, agonías, cumbres, glaciares despanzurrándose, mareas, ventiscas agresivas, nacimientos portentosos, espirales huracanadas, olas de arena, seres sobrenaturales, criaturas abisales, mares negros y amenazantes, civilizaciones que no desean ser encontradas, mamíferos con microbios letales, miedos, tierra en lava, tiburones blancos y ballenas azules, el cometa que acabará con todos, los estratocúmulos, fortalezas medievales, una luz y su reflejo, temblores, alguien enamorado, canto en celo, las cenizas, los cerezos, un norte en flor y un sur helado, el ecuador ensangrentado de rodilla para abajo, la tormenta sobre la costa o la costa atormentada, el requiebro de un delfín, una osa amamantando, un pastizal, una telaraña, una fotografía digna, el despertar, el agotamiento, esta somnoliento, un gigantesco maremoto, todo lo ignoto, un grito sin oído, la muerte, la siega, un molino y su harina, el pan recién horneado, Ian me llama “tito”, un orgasmo pletórico, la piedra, el muro asediado por la hiedra, el sonido roto, el abismo blanco, lágrimas de foca, la mentira, esos ojos azules, el deseo más impuro, lo inalcanzable, una calva brillante, la caricia, la hierba mojada, estamos descalzos, el objetivo, la leche caliente, el frío, una vidriera gótica, el morado, la mermelada, una tostada, el agua fresca y una cascada, una pluma, tinta en letra o letra entintada, un verso sin sentido, una nota, el borde del precipicio, tres polvos en una noche, el salto de una jorobada, jadeos, la sierra bucal de un cocodrilo, un lince al acecho, el retorcido tronco de un pino negro, un buen amigo, el padre, el día en que nos besamos, tres palabras para ser recordadas, el buen chiste, un libro, dos libros, una estantería repleta de los mejores y peores libros, el cine, una sirena, un violento momento, la ráfaga de tus pensamientos….
- ¿Y por que no puedo llegar con el coche hasta donde me de la gana? – preguntó la mujer, aire duro, alzado, abrigo de piel sintética y cara camuflada, con evidente ofensa, rencorosa y dolida por no darle consentimiento al capricho.
“Veo que no me ha escuchado”.
Pero solo pudo decirlo…con el pensamiento.
Bucardo

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