jueves, 4 de marzo de 2010

Bajo la Peluca


Bajo la Peluca

Antes de ayer rebusque las callejas de mi pasado, gastando suela entre las calles de un Madrid cada vez menos Madrid, más amorfo e insensible, más uniformado, ahogado en la prisa del pisotón y los agobios de un aire de todo menos perfumado.Paré frente al viejo disfrazado, armado con unos pechos sobredimensionados, una peluca amarilla chillona estilo de la gran duquesa y un trasero postizo y plastificado.Perplejo, creyendo que estas cosas, no acontecían donde los telediarios informan no más que de desgracias ajenas.El viejo, sin el pan de la senectud garantizado, hacía chiribitas y burlas sin gracia a los pálidos que hacían de turistas.Y estos, sin esperar que a la entrada de la mayor de las Plazas, presidida por un rey caballo, se encontrarían con tan inesperado pedigüeño, ocultaban sus ahogos girando la vista al empedrado.Por una foto un euro, dos, la voluntad, lo que se quiera y pueda.Por una foto algo de dulce entre la miseria.Por una foto, el hartazgo de una vida ya sin esperanza ni recompensa.Pido un café y afano el periódico que un anterior cliente dejó olvidado.La página al azar asegura que somos grandes.Miro al anciano.Sonríe a una niña que no sabe si correr o llorar.El padre comprende y deposita una moneda en la palma de su mano.El que la recibe agarra para acompasar la reverencia.Y así se queda, entre la palma de su mano, tanta novena potencia.

Bucardo

No hay comentarios: