domingo, 15 de agosto de 2010

Tentación


Tentación

Tentación taconeaba justo encima.

Y debajo, en el portal de enfrente, entre la propaganda del buzoneo y oculta tras las esquinas.

Tentación pululaba frente a su mesa, con la funcionalidad del ordenador parpadeando.

Tentación culebreaba sobre las escaleras, cuando las bajaba buscando que el ascensor y ella no se cruzaran.

Estampada en la camiseta, flotando en el café, reflejada en una ola o el espejo del baño, caminando a su vera, adormecida en un vagón de metro, repartiendo chope, sirviéndole el tapeo del “mezzogiorno”, pitándole por detrás en el atasco de las cuatro, comprando el pan, recogiendo al griterío escolarizado, en el telediario o en un gol de Ronaldo, en un libro de los que se escriben con sangre, en una canción sin coraza, tumbado entre los plataneros del Retiro, entre los barrios sin pedigrí y los chalets con jardín urbano….

Pero donde más le paraba, donde más tentaba el anzuelo, era en la rutina del diario, cada vez que al acostarse, se decían un buenas noches con sensación de dormir junto a un extraño.

Soñar se soñaba.

Pero la tentación eran tres cuartos.

Bucardo

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