
El Goya Frustrado.
En agosto sonreía como payaso de circo con carpa rojiblanca, parapetado tras el mostrador, haciendo comedia, funeral, liturgia o drama.
En agosto cumplía su sueño de llegar a protagonista sin Goya, secundario de lujo en producciones baratas, donde el guión superara el efecto y la calidad a la silicona.
En agosto dejaba de ser el yo triste y acurrucado, que perdía horas de agua bajo la ducha, y se convertía en aquel que sabe, conoce, hace y escucha.
En agosto, atrapado entre la obligación y lo que no pudo ser, aquel recepcionista con frustración de actor, dejaba escapar la vida soportando la de los otros tan solo para pagar las facturas y la cuota mensual de un grupo amateur de teatro.
Aguardó a terminar el turno y al salir, como un balón playero deshinchado, la pose y sonrisa se habían difuminado.
Caminó hacia su casa para aguardar a que ella, le recordara que merecía la pena vivir así….en la apariencia.
Bucardo
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