viernes, 6 de agosto de 2010

El Último Haiku


El último Haiku Hokushi Hoso permaneció inmovible un rato largo. Era generoso y podía concedérselo. Para hombres como el, aguardar con una pluma en la mano, nunca es malgastar el tiempo. Esa misma mañana había recibido la noticia. En realidad, esa alma febril y llorona por la que tanto le rechazaron, le dio aviso con mucha antelación, justo cuando se quedó sin esperanzas. Moría descompuesto por la enfermedad, con el cuerpo moribundo y su espíritu, irónico, más fortalecido que nunca. Su madre había llorado. El…ni pudo ni quiso. Solo sentía, el miedo a ser cenizas con el último Haiku inconcluso. Llevaba días enteros con solo un verso y el difícil parto del segundo. Con un postrero esfuerzo, empeñó por encontrarlo. En la caña del bambú, en el agua hirviendo, en el te salado, entre las sombras a través de las paredes de papel, en el azul marino del monte plagado de bancales cultivados. El paisaje de toda su vida del que nunca, salvo en tinta, había escapado. “Todo lo he visto…. Hokushi presintió que esa misma noche expiraría. …sin haberme movido”. Y solo lamentó malgastarse viendo el mar siempre de lejos. Bucardo

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