
No me quedé - Quédate
Pero la puerta se cerrada mientras me dejaba caer entre las escaleras, cada vez más alejadas y grises.
Caminé sin voluntad hasta que, cuando quise darme cuenta, la lluvia calaba hondo y el reloj, roto, se deshacía sin que hiciéramos algo por recomponerlo
Fue un segundo, una oportunidad para rehacer lo nuestro.
Pero la tinta estaba ya seca y no hubo quien convenciera a la prensa.
El chismorreo terminó por hacerse rumor y el rumor, de insistirlo, se hizo verdad cierta.
No me quedé.
Y aun hoy, ardo arrepentido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario