sábado, 12 de febrero de 2011

La Axfisia


La Axfisia
- Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero....

Y su abrazo, atenazándose entre la fusión de las costillas, comprimía células y alveolos, esternones, núdolos nerviosos y pulmonares, obligados a expulsar el vital aire, conformándose con aguantar la respiración, incapaz de cumplimentarla aun cuando fuera, más allá de los 60 metros cuadrados, se deslizaba una calle y al morir esta, una senda, y junto a ella un río azul encabritado que descendía desde la antigua morrera de un glaciar al que se llegaba finiquitando un laberíntico hayedo.

Pero el estaba allí, sentado e involuntariamente inmovil mientras ella trataba de encontrarle el alma a base de estrujarse las carnes entre sus férreos candados.

- No te separes de mi, no te alejes de mi, no te vayas sin mi, no hagas nada sin mi...

De haber podido, hubiera respirado hondo y marchado, lejos, donde el aire sin nicotina estuviera menos viciado, en busca de esa senda que sabía de su existencia, que sostenía cartografiada entre sus neuronas, que lo perdería, que lo liberaría.

- No se que hacer sin ti, no se donde ir sin ti, no se que sería de mi sin ti.

"Yo si que lo se" - pensó.

Pero lo hizo como los cobardes...bien callado.

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