jueves, 5 de mayo de 2011

"Si"

“Si”

- ¿Estas cansado?.

Ella se lo preguntaba.

Dos o tres veces, todos los días.

Y el, paralizado por lo cotidiano, apenas balbuceaba un “si” apagado del que luego se arrepentía.

Un “si” que lo alejaba, que lo postergaba de sincerarse contra aquello que lo sitiaba.

Podría haber dicho “No” y luego cerrar los ojos para que no llorara.

Explicarle que su resistencia estaba finita, que el sofá, que su despacho eran los dos barrotes de su vida que por mucho que lo abroncara, para abrir las ventanas por la mañana, aquello, con esas trazas, ya no se refrescaba.

Airear.

¿Para airear a quien?.

¿A setenta metros cuadrados o a ellos?.

Ella también se lo preguntaba.

Y el mentía.

Mentía por la misma causa.

Mentía por miedo a dañarla, por deshacerle como los cristales de Bohemia, recordándole que por encima de su aburrimiento, aun la quería.

Y que por eso mismo el “no”, la hubiera ayudado a comprender que ella también lo hacía.

Bucardo

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