martes, 2 de febrero de 2010

El Reflejo de Susana


El reflejo de Susana
Apoyada en el resquicio de la ventana, medio tapada, medio desnuda por la cortina hotelera, Susana dejaba que la ciudad nocturna la admirara.
Desde mis sueños, dejé que la madrugada me estimulara para contemplarla sin prisas, permitiendo incluso que la imaginación se me despistara por los claxons o los pasitos de puta en la habitación contigua.
Era una noche despierta y clara que ninguno de los dos recordaría borrosa.
Susana parpadeaba lentamente, respiraba con inmensa calma y sobre su cara, exhibía un atisbo de sonrisa satisfecha y fresca.
Parecía feliz…aunque sabía que no lo era.
Me lo confesó sin palabras durante la cena insulsa, entre los besos acelerados del ascensor o cuando me aferraba a las arremetidas de sus caderas desbocadas.
Susana amaba aun estando casada.
Su amor tampoco la ojeaba desde la cama.
Susana amaba sabiendo que lo hacía, sintiendo como entre los poros de la piel, había un nombre destino sobre el que ella jamás confesaba.
- Deberías dormir Susana. No lo solucionarás desgastando el reflejo de la ventana.
- Nunca me amó.
- ¿Qué?.
Dejó que la cortina regresara a su postura original y así, tal cual, avanzó desnuda y nuevamente hambrienta donde yo, temeroso, lo esperaba.
Bucardo

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