martes, 13 de octubre de 2009

El Origen de aquellas Tristezas


El Origen de aquellas Tristezas
No sabía porque llevaba un tiempo largo de tristezas.
Las sentía al levantarse, al desayunar una apurada tostada, al llamar al ascensor saludando robóticamente a la vecina del tercero, al portero y ese chino que vivía Dios sabe donde y que nunca hablaba.
La sentía dejándose digerir por las tripas del metro, defendiendo su angustiante cuadrado en el andén atiborrado, malgastando la colonia en la variedad olorosa del vagón, al regresar a la luz agrisada de una ciudad con sol marica y campana atmosférica.
La sentía al introducir su tarjeta identificadora en el rulo de entrada y releer por millonésima las gigantescas letras de la multinacional que lo asalariaba.
La sentía y no sabía.
Aquel día, un instante antes, se juró encontrar la causa.
Pero se le olvidó cuando se puso en el acceso….haciendo cola.
Bucardo

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