domingo, 31 de julio de 2011

El Malgasto


El Malgasto

Siempre fui un cobarde.

Lo era cuando viniste.

Estaba loco por tu piel pero mi boca era una cerrada traicionera.

Y yo la odiaba.

Por eso la ahogaba en vino, en whisky, en bourbon barato, en ginebra y coñac de tres años.

Sin hielo ni agua…puros y bastos para que me embravecieran.

Pero el valor del borracho suele perder el juicio y entonces solo soltaba tonterías.

Tonterías que no escuchabas y que siempre te llevaban a los brazos de otro.

Otro más alto, más fuerte, más musculado, más potente pero sobre todo más bravo.

Me quedé a solas con otra copa, no se de que ni tampoco cuanto.

Y bebía un trago inacabable que duraba treinta años…los que tardaste en amar, compartir y reproducirte…los que yo necesite para que la savia se hiciera agosto.

Y ahora, hundido en mis miserias, doblegado por mis incapacidades, echo este último trago lento, mientras por el ventanal, sin que me digne a mirarlo, pasa el cortejo de tu último paso.

Alzo la copa y en el temblor del vino, veo tu ataúd reflejado.

Bucardo

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